Tendrían que acompañarme y yo con mucho gusto les iría explicando, cada
rincón, cada sitio emblemático, cada calle, cada casa, cada mirador que
posee, incluso desde las antiguas murallas que circundaron su entorno y
lo hicieron inexpugnable en tiempo de la dominación musulmana, cuando
brillaba como el sol de Andalucía el Califato de Córdoba y por supuesto,
sus maravillosos platos culinarios en los distintos restaurantes y
bares, regentados por expertos restauradores de la cocina tradicional de
este pueblo, que tiene el privilegio poseer las mejores carnes, tanto
del venado, como del jabalí, y porqué no decirlo, de la caza menor con
su diversa variedad de las presas más codiciadas, muy abundantes en la
Sierra de Hornachuelos, como: la liebre, el conejo, la perdiz roja, la
paloma, la tórtola, etcétera.
“Amigo Antonio, te has dejado atrás, esto o aquello otro”